domingo, 29 de junio de 2008

La selección mantiene el estilo

El combinado español apostó por el fútbol de toque frente a un equipo italiano que apostó por aplicar la esencia del 'cattenaccio'


España confió en su juego, en su "nuevo" estilo, en los jugadores técnicos y, sobretodo, en el balón. La selección se ha mantenido fiel a los principios en los que se ha apoyado para disputar esta Eurocopa. Y el destino se lo ha tenido en cuenta. Porque en el fútbol, ganar es muy importante, pero si además, vences jugando mejor que el rival, la satisfacción es mucho mayor.

Italia planteó lo mismo de siempre. Once hombres por detrás del balón, líneas muy juntas y a salir al ataque con tan solo tres futbolistas. Una versión moderna del típico "cattenaccio". Perrotta perseguía a Xavi por todo el campo mientras sus compañeros se dedicaban a tapar a Senna. Querían decapitar a España para que no pudiese pensar.

Los jugadores españoles, por su lado, marcaron el ritmo desde el primer minuto. Toque, toque y más toque. Horizontal para buscar el hueco y, en el momento preciso, un pase vertical para romper el muro "azzurro". Iniesta y Silva eran los que más perseguían el espacio libre para poder disparar.

Buscando centros al punto de penalti, recurso que los hombres de Luis Aragonés intentaron sin éxito, los defensores italianos tenían todas las de ganar. Villa era incapaz de enganchar ningún balón que fuera por alto entre Panucci y Chiellini. Sin embargo, por el suelo, a la espalda de los mediocentros, había una carretera aprovechable. Xavi, Senna e incluso Villa buscaron este espacio entre líneas para resquebrajar la férrea muralla italiana.

Mientras esto sucedía en una parte del campo, en la otra, el combinado español no sufría demasiado. Cassanno buscaba insistentemente el lateral derecho para iniciar sus travesuras. El delantero de la Sampdoria sabía perfectamente que las subidas de Sergio Ramos dejaban un tremendo agujero por este costado. Es por eso que Aragonés insistió a Ramos para que controlara su posición y se olvidara de las incursiones en ataque.

A la par que subía el control de España, con Xavi y Senna llevando perfectamente la manija de España, desaparecían los centrocampistas contrarios. Perrotta no podía controlar al jugador del Barça y Aquilani estaba perdido en el sistema defensivo propuesto por Donadoni.

A medida que pasaban los minutos, el partido iba rompiéndose poco a poco. La defensa española, con Puyol y Marchena inmensos en el marcaje a Luca Toni, tendía a echarse hacia atrás. Esto provocaba que la selección española se estirara tanto que acabó por romperse. La entrada de Cesc y Cazorla por Xavi e Iniesta ahondó en esta sensación. El juego más horizontal de los barcelonistas dio paso a un juego más vertical. Pero sin olvidarse de tener el balón bajo su poder.

Ni en la prórroga renunciaron los futbolistas españoles a mantener la posesión del esférico. A pesar que el oxígeno ya no circulaba por la sangre de los jugadores con la misma fluidez, España siguió empeñada en mantener sus principios. Sólo en alguna jugada aislada, sobretodo en los últimos instantes, rifaron el cuero innecesariamente. Italia, en cambio, aprovechaba estos "descuidos" para quedarse con la pelota. Como decía Cruyff "si tu tienes el balón, no lo tiene el contrario".

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