martes, 9 de octubre de 2007

Hacer un siete

El diccionario de la Real Academia Española de la Lengua recoge que una de las acepciones de siete es “rasgón en forma de ángulo que se hace en los trajes o en los lienzos”. Pero los miembros de dicha institución podrían empezar a cuestionarse si la definición necesita una seria revisión. El debate empezó a gestarse este pasado domingo alrededor de las dos y media de la tarde. El Heracles Almelo visitaba el Abe Lenstra Stadion, la casa del Heerenveen. Se esperaba un duelo igualado entre dos conjuntos situados en la parte media-baja de la tabla clasificatoria. Nadie en su sano juicio hubiera pronosticado lo que ocurrió a partir del pitido inicial.

Resulta que Afonso Alves, el delantero brasileño que maravilló la temporada pasada a los seguidores del Heerenveen y del fútbol holandés marcando nada menos que 34 goles en liga, estaba muy motivado. Su equipo ha empezado mal la Eredivisie y él no había conseguido aún ningún tanto. Problemas con la directiva la habían impedido participar en la mayoría de partidos. Pero a la primera oportunidad que tuvo de resarcirse, no la dejó pasar. Ya se sabe que los delanteros son felices cuando marcan y Alves sacó toda la frustración acumulada –su presidente le declaró intransferible ante las ofertas de Chelsea, Sevilla y Olympique de Marsella- cantando gol nada menos que en siete ocasiones.

Lo que más sorprende es la cantidad de recursos que tiene este jugador. Los Killers destacan por su olfato, por estar siempre en el lugar adecuado en el momento preciso, por tener un excelente remate con la cabeza o con las dos piernas, … . Afonso Alves posee todas estas cualidades y les suma un gran sentido del desmarque, velocidad para llegar desde la media punta, dribbling, un potente y colocado disparo que le permite incluso chutar las faltas, oportunismo, presiona al rival para obligarle a fallar en el despeje, buen pase, gran control del balón, colocación y, por encima de todo, hambre de gol. Solo hace falta ver el vídeo del partido contra el Heracles para disfrutar de todo el repertorio del brasileño.

Algunos dirán que la liga holandesa tiene poco nivel o que el rival no era ninguno de los grandes equipos de Europa. Pero en los tiempos que corren, marcarle siete goles a cualquier conjunto significa tener algo especial. Incluso si comparamos esta efeméride con las marcas conseguidas en la Eredivisie en el pasado nos damos cuenta que es un hito. Johan Cruyff y Marco Van Basten consiguieron marcar “solo” 6 tantos en un mismo partido durante su andadura por la competición doméstica. Aunque, eso sí, el récord absoluto sigue en poder de Henk Schouten, del Feyenoord, quién le endosó 9 goles al Volewijckers en abril de 1956.

Probablemente ninguno de los académicos de la lengua vio el partido y ninguno de ellos considere que perforar la red de una portería hasta en siete ocasiones sea un hecho suficientemente extraordinario como para cambiar una definición del diccionario. Pero, en caso de que alguien llegara a plantear el debate, propongo que, a partir de ahora, hacer un siete también sea: “destrozar al equipo rival haciendo goles de todas las formas posibles, provocando el éxtasis y la admiración colectiva”.

1 comentario:

Unknown dijo...

De siempre he conocido el ''hacer un siete'' como hacer un rasgón. No me gusta otra acepción. Sí que entiendo que en otras partes, según acabo de leer, en concreto en Argentina, hacer un siete, o quizás mejor,hacer el siete, sea infringir el séptimo mandamiento. Creo que lo del fútbol es un argot particular de ''futboleros'' y ya está. Vamos que no transciende al entendimiento de la gente en general.Tendría que llegar a adquirir algo así como lo que denominamos ''lexema'' o ''calado'', o sea que la expresión haya adquirido esa categoría. Pero es solo mi opinión, porque yo no soy ''futbolera''. Gracias.