jueves, 27 de marzo de 2008

Dios salve a los "Busby Boys"

Pasaban cuatro minutos de las tres de la tarde cuando el vuelo 609 de la compañía British European Airways trató de despegar, por tercera vez, del aeropuerto de Munich. El piloto, James Thain, había abortado los intentos anteriores por un fallo en el motor. Aún así, decidió intentarlo de nuevo pero el aparato no alcanzó la altura suficiente y se empotró contra una casa. Veintitrés pasajeros murieron. Entre ellos estaban Tommy Taylor, Robert Byrne, Geoff Bent, Mark Jones, David Pegg, Liam Whelan y Eddie Coleman. Estos siete hombres eran miembros de la generación más talentosa que el Manchester United ha podido reunir en su historia, un equipo conocido con el sobrenombre de 'Busby Boys' en alusión a su entrenador, sir Matt Busby. Era un 6 de febrero y el miércoles 6 de febrero se cumplieron 50 años de la tragedia.

Los 'Busby Boys' habían hecho escala en Alemania para repostar tras jugar el partido de vuelta de los cuartos de final de la Copa de Europa ante el Estrella Roja de Belgrado. El partido acabó con un empate a tres goles, un resultado que daba la clasificación al Manchester tras el 2 a 1 logrado en casa. Parecía que los jóvenes futbolistas ingleses iban a disputarle la supremacía europea al Real Madrid de Di Stéfano. Pero el accidente truncó el prometedor futuro de aquel equipo. "Algunos se preguntaban si el Manchester United seguiría existiendo después de Munich, pero el club se recuperó y la tragedia es la parte más importante de su historia", relata sir Bobby Charlton, que era un chaval de 20 años cuando escapó de entre los hierros del avión.

Trece días después del accidente, los diablos rojos disputaron de nuevo un partido. El segundo entrenador, Jimmy Murphy, estaba en el banquillo en sustitución de Busby, que pasó varias semanas en el hospital recuperándose de graves heridas en las piernas e incluso llegó a recibir dos veces la extremaunción, y tuvo que recomponer la alineación con jugadores suplentes y juveniles. "Estaba completamente solo y tuve que rehacer un equipo", dijo Murphy pasado un tiempo. Sesenta mil espectadores crearon un ambiente electrizante en las gradas de Trafford (en aquella época aún no era Old). Las alineaciones contenían once espacios en blanco en vez de los nombres de los jugadores. Los hinchas corearon los de los fallecidos. El United ganó por 3 a 0 al Sheffield Wednesday.

Echado en una cama del Hospital Rechts der Isar de Munich, a Duncan Edwards sólo le preocupaba una cosa. "¿A qué hora es el partido del sábado ante el Wolverhampton?", le preguntó este joven jugador del Manchester United a Jimmy Murphy, "no me puedo perder este partido". A pesar de sus ganas por volver a saltar al terreno de juego, Edwards, de 22 años y una de las estrellas con más futuro, nunca disputó este partido ni cualquier otro. Murió a causa de una hemorragia interna tras quince días luchando por sobrevivir. Fue la última víctima del accidente aéreo.

Tan solo cinco futbolistas pudieron continuar con sus carreras deportivas tras la tragedia. Se trata de Bobby Charlton, Bill Foulkes, Albert Scanlon, Kenny Morgans y Harry Gregg, que ayudó a rescatar a una pasajera y a su hija pequeña del avión siniestrado. A su vuelta, Matt Busby construyó el nuevo equipo sobre los cimientos de Charlton, Gregg y Foulkes. Morgans y Scanlon se fueron para fichar por equipos de menor categoría. Los también supervivientes Johnny Berry y Jackie Blanchflower no volvieron a jugar a causa de las heridas. Al cabo de unos meses, les notificaron que debían abandonar sus casas, que eran propiedad del club, para que los jugadores que fueron fichados después de la tragedia tuvieran un sitio donde vivir.

En los años siguientes, el club de Manchester fichó, entre otros, a David Herd, Albert Quixhall, Dennis Law y a un jugador excepcional como el norirlandés George Best. Este nuevo equipo conquistó la Copa de Europa de 1968 (diez años después del accidente de Munich) en Wembley tras vencer al Benfica de Eusebio por 4 a 1. El tiempo reglamentario se acabó con empate a uno y, en la prórroga, Best marcó un tanto antológico y Brian Kidd y Bobby Charlton ampliaron la cuenta.

A pesar de que el Manchester United consiguió renacer de sus cenizas como un ave fénix, una duda resta en la mente de todos los aficionados. Si Duncan Edward, considerado por muchos la mayor promesa de la historia del fútbol inglés no hubiera perecido en el accidente ¿hasta que cotas hubiera llegado aquel equipo?. Charlton, mejor jugador de la historia del club, lo tiene claro: "Nunca he conocido a alguien tan dotado técnicamente, tan fuerte y con la presencia que él tenía. Era bueno con la derecha, bueno con la izquierda, con un extraordinario remate de cabeza y muy sólido en defensa. Es la única persona a quien, incluso hoy, realmente me sentía inferior."

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