martes, 17 de junio de 2008

El error de Cech

El portero de la República Checa falló estrepitosamente en una salida y dejó una pelota franca a Nihat para que empatara el partido

Estadio de Ginebra. Minuto 85. Turquía ataca a la desesperada intentando conseguir en cinco minutos un empate que se le ha puesto muy cuesta arriba. La República Checa, que si por algo se ha destacado en esta Eurocopa es por su solidez defensiva, junta sus líneas para dejar poco margen de maniobra a los delanteros contrarios. Los jugadores otomanos no saben como romper la ordenada zaga rival y su único recurso es colgar balones al punto de penalti, sobre todo desde la banda derecha.

Los centrales checos lo tienen bastante fácil para despejar estos balones dada su envergadura y su control del juego aéreo. Pocos en el estadio confían ya en la remontada. Hasta que sucede algo realmente inesperado: Peter Cech uno de los tres mejores porteros del mundo, un seguro bajo los palos, sale de su portería decidido a atajar una pelota que le llega mansa. El esférico ha salido de los pies de Hamit Altintop y vuela directo a las manos del cancerbero del Chelsea.

Los jugadores se están girando, no miran la trayectoria del cuero, están más pendientes de la siguiente jugada. Los defensas se concentran para reprimir una nueva ofensiva turca. Los delanteros, buscan en sus cerebros cual es la mejor opción para abrir el cerrojo. Mientras el resto de futbolistas están preocupándose de sus asuntos, el espigado Cech levanta sus 196 centímetros de altura del suelo, con los brazos en alto, imponente, majestuoso, seguro de sí mismo.

El guardameta checo no duda ni un solo instante de que va a recoger la pelota. Incluso puede llegar a preparar la siguiente jugada. "El lateral derecho sube por su banda, se la paso con la mano, él la controla y le cede el cuero al centrocampista y, con un poco de suerte, igual creamos una ocasión de gol para sentenciar el partido", se dice a si mismo.

Pero, de repente, algo pasa. La mano derecha del portero no toca el balón de la misma forma que lo hace siempre. El esférico no se ha quedado enganchado a los guantes como es habitual. Patina por entre los dedos de Peter Cech y empieza una lenta caída que acabará con sus cuerdas en el suelo, justo al lado de otras cuerdas, las que sirven para atar las botas de Nihat. El pié golpea al esférico... y el final ya es historia.

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